El mar tiene esa cosita que te atrae…. Por eso son muchas las parejas que deciden casarse frente a la inmensidad del Océano Atlántico. Mari Carmen y Abel decidieron hacerlo en uno de los balcones del Talaso Atlántico en Baiona aprovechando unas vistas increíbles en un día gris que amenazaba lluvia pero que se mantuvo con una luz suave y una temperatura excelente para una boda al aire libre. El contraste entre unos momentos grisáceos y otros de ráfagas de luz fue magnífico.
Mari Carmen, una gaditana encantadora y Abel y gallego muy salao y residentes ambos en Madrid, se acercaron una tarde a nuestra floristería para conocer nuestro trabajo, que ya antes habían visto en fotos en nuestra web.
Carmen traía una idea muy llamativa y curiosa…pero llena de dudas debido a sus propios gustos y personalidad. Tal y como nos explicó, es una persona que le gustan los colores oscuros para vestir, principalmente el negro. Pero para el día de su boda quería algo de colorido, y por eso quería que su decoración llevase las distintas tonalidades de unos molinillos de viento de colores que ella misma nos proporcionaría. Hablando con ella, le surgía el temor entre lo que ella imaginaba en su cabeza y que luego al verlo le resultase excesivamente cargado, ya que realmente quería una decoración sencilla pero vistosa.
Además, nos comentó que llevaría un ramo de novia en rojos y granates compuesto por flores liofilizadas. Y que su vestido también llevaría algún detalle en granate.
No hubo problema. Le explicamos las distintas maneras que podíamos ofrecerle para encajar su idea y que no resultase excesivamente recargado de color.
Al final, nos decantamos por colores granates, rojos, naranjas sobre bases blancas para hacer una armonía de color. Y Añadimos pequeñas tiras de colores para fundir integrar los colores de los molinillos de viento. Para enmarcar la zona de la ceremonia, unas torretas altas con lilium color vino, gerberas naranjas y rojas, y leucadendros granates. Sobre la mesa de ceremonias un ramo con las mismas flores que se engarzaba a través de una rejilla roja de mimbre con un bloque de tres esferas en las mismas tonalidades.
La escena se completó con pequeños pasilleros que acompañaban y daban un punto de luz a la alfombra gris perla y que aprovechamos para colocar molinillos, que no dejaron de girar al antojo del viento.
Hasta ahí nuestra participación profesional en la boda, ya que el deber mandaba y necesariamente debíamos marchar a cumplir con otra obligación. La verdad es que nos fuimos con un mal regustillo, ya que Abel, el novio, nos había chivado que Carmen iba a llevar un vestido con un toque muy personal. Y la verdad, es que nos quedamos con la intriga y las ganas de verla.
Por suerte, el compromiso con el que debíamos cumplir era muy cerca del Talaso, apenas a 10 minutos de allí. Así que una vez finalizado, decidimos volvernos al Talaso para ver si conseguíamos llegar a tiempo de ver la ceremonia de nuestra pareja.
Llegamos justo para el lanzamiento de pétalos y caramelos (un detalle muy singular nada visto en bodas). Y la verdad es que valió la pena, por ver la cara de felicidad de Abel y Mari Carmen.
Por cierto, el vestido de Mari Carmen, realmente nos sorprendió, ya que llevaba un dibujo bordado en pedrería roja y un corsé anudado con una gran lazada en granate, en combinación con el color de los zapatos. Y la verdad, quedaba chulísimo y diferente, dándole un rollito muy moderno al conjunto.
Trabajar con parejas así es un gustazo, gente divertida, cercana y atrevida, que buscan hacer de su día algo diferente y personal.
Desde Galicia, un abrazo chicos!!!
¡Muchas gracias por la mención!
Fue un placer colaborar con vosotros en esta boda tan especial.
Y también agradecer a los novios, Abel y Mari Carmen, que nos hubiesen elegido a nosotros para celebrar su boda con vistas al mar. La organización y coordinación con ellos fue maravillosa.
Esperamos poder seguir recibiendo vuestra visita muchas veces para las bodas, la verdad que todos los detalles fueron estupendos y con mucho gusto.
Para lo que necesitéis, ya sabéis donde estamos.
Besiños!
Gracias a vosotros por este maravilloso emplazamiento.
Y por supuesto, a Abel y Mari Carmen por su confianza y muestras de cariño. Ellos fueron los auténticos protagonistas.
Un abrazo