De Ana y Rubén, lo primero que podemos decir es que son una pareja buena y simpática donde las haya. Desde el primer momento, sin conocernos de nada, confiaron plenamente en nosotros… y no solo eso, nos pusieron las cosas tan sencillas, que fue un gustazo decorar su boda. Ana simplemente nos dio un par de pinceladas de las cosas que quería y le gustaban: una decoración con toques en rosa… y su pasión por la mariposas… y a partir de ahí…libertad total de creación. Fue una pasada, cualquier cosa que les proponíamos, les parecía bien, se implicaban totalmente en los detalles de su boda con la finalidad de facilitar el trabajo de los distintos proveedores (flores, restaurante, música, detalles…); y siempre con la mejor predisposición y la mayor sonrisa. Como se puede apreciar, nos enamoramos de esta pareja.

Respecto a nuestro trabajo. Apostamos por una decoración muy romántica en tonos blancos y rosas, llena de pequeños detalles para la ambientación exterior: bolas de musgo rosa, farolillos, una mini-bicicleta para sujetar unos globos de helio, topiarios con rosas que sujetaban pequeñas mariposas iriscentes blancas y rosas, arbolitos de boj y maceteros con plantas naturales que combinaban con la estética general de la boda.

Para destacar, nos encantó la llegada de la novia en una impresionante calesa tirada por dos preciosísimas yeguas blancas. Lástima que no tuviesen fuerza para subir la cuesta que lleva al Templo Votivo del Mar de Panjón… Sin embargo, estos sirvió para que la novia luciese todo su esplendor agarrada del brazo del padrino. Rubén prefirió llegar en un coche antiguo…y como a muchas personas…a nosotros nos chiflan también.

Otro detalle que nos enamoró, por el esfuerzo, fue el arroz. Ana y Rubén se encargaron personalmente de teñirlo de rosa… y era muchísimo. Ni nos imaginamos el trabajo que les costaría. Pero quedaron chulísimos los escalones de la iglesia bajo un manto de arroz fucsia.

Finalmente, el ramo de novia de Ana. Una cascasa de rosas rosas y orquídeas blancas…y el detalle que ella no se esperaba…unas mariposas que tanto le gustan.

La verdad es que con novios tan agradecidos como Ana y Rubén es un lujazo trabajar. Nos lo mostraron día a día con su confianza y aprecio. Nos invitaron a participar de la intimidad de su festejo y además nos sorprendieron de lo lindo. Nos regalaron una impresionante cesta con marisco de su negocio  PESCADERIA CHEILLADA-POUSA con cigalas y nécoras que estaban de ¡ESCÁNDALO! Ricas no, alucinantemente buenas, buenas, buenas hasta decir basta. Gracias por el detalle, no solo nos llegó al bandullo….también al corazón.

A Rubén y a Ana, solo desearles toda la felicidad que se merecen, porque a pesar de algunos contratiempo en la ceremonia, no perdieron la sonrisa en ningún momento, reflejo de toda la felicidad que sentían.

PD. Os recordamos que tenemos algo pendiente… en breve. 🙂